
01 septiembre, 2011
Siempre que hay un proceso de expansión tiene que haber un proceso de contracción,
y viceversa. Es un mecanismo que ocurre permanentemente en el universo.
Por ejemplo, se puede contraer y apretar la mano, pero llega un momento
en que, inevitablemente, se expande, se abre la mano; igual que si se expande al
límite la mano, llega un momento en que ya no puede expandirse más y ella sola
tiende a contraerse. Todo el organismo funciona igual: el pulmón se expande
y se contrae, el corazón se expande y se contrae, el intestino se expande y se contrae...
todo ocurre exactamente igual a como lo habían visto los chinos antiguos,
hace miles de años.
Todo el mundo de lo fenoménico, en el universo, sigue la ley de la expansión
y la contracción.
Entonces, el juego del equilibrio y la armonía del Tao consiste en que cuando
uno se expanda, lo haga en el área que tiene reservada para su expansión, en
el espacio vital que se corresponde con su expansión, y no lo haga a costa de la
contracción de otro. Cada sujeto, cada ser, tiene su espacio de expansión y su espacio
de contracción. Pero el hombre, en su comportamiento externo, no es así,
él ocupa el espacio del corazón del otro...
Tratado de Sanación en el Arte del Soplo.
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