Sobre el sufrimiento
CdV: Creo que el sufrimiento propiamente dicho no tiene una razón de Ser concreta, sino que es una consecuencia del vivenciar. En cualquier caso, el único propósito que me parece factible es “tomar conciencia”.
El sufrimiento sucede igual que suceden las circunstancias que lo provocan… y dentro de ese suceder está “moviéndose” el presunto hacedor, cuya posibilidad de maniobra siempre es relativa.
Parece como si toda la supuesta seguridad que nos suele proporcionar las estructuras mentales se desvanecieran con el “dolor psíquico”… y el sufrimiento se podría decir que es la resistencia a ese dolor. Cuando uno no se resiste a lo que Es, en este caso al dolor, creo que no existe sufrimiento.
Cuando se vive el dolor nos volvemos mansos e incluso podemos llegar a sentir paz interior porque nos alinea y armoniza con lo que Es, con lo que somos y con la Vida. En ese punto se puede sentir, apreciar y comprender la simpleza de estar centrado en el vivir.
El sufrimiento en definitiva, es como un enconamiento que se produce cuando no aceptamos ese dolor, pudiéndonos estacionar en él hasta que “caigan” nuestras defensas y dejemos de resistirnos a sentir lo que haya que sentir: como una pérdida, una enfermedad, etc.
Nuestra mente es creadora de situaciones ideales que satisfagan los deseos que parten de nuestra imaginación y ante un suceso desagradable o que va en contra del ideal imaginado, entra en conflicto, primero negando la situación: originándose frustración… y si ese estado de “dolor negado” persiste, le abrimos la puerta al sufrimiento, que sería como un compás de espera hasta que nuestros mecanismos internos aceptan por completo la situación real que se contraponía a cómo queríamos que ésta fuese. Este sería como un periodo de asimilación o “duelo”.
Cuando se dice que el sufrimiento sirve para “curar el alma”, sólo sucede de forma aparente porque creo que lo que verdaderamente nos sana es la aceptación irremisible de lo que está ocurriendo… y gracias a ese “soltar” de todo aquello que nos gustaría que fuese, podemos volver a alinearnos o equilibrarnos con nosotros mismos y con la Vida.
Importante no confundir aceptación con resignación; la aceptación es el punto de partida de “algo nuevo”, es un renacer al momento presente y es lo que nos proporciona un estado de serenidad que nos puede brindar cierta capacidad de acción.
Interesante reflexión. Cada piedra en el camino tiene su propio y misterioso destino, si es agradable o si es sufrimiento, todo ahí metidito para mayor gloria de lo que Es en todo momento.
ResponderEliminarUn abrazo Gina!
Si Victoria como dices todo esta en la gloria de lo que uno ni puede siquiera imaginar del por que Es, seguimos fluyendo en este tiempo-espacio que es sin duda un aprendizaje en este infinito andar, gracias por tu visita amiga, un abrazo.
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