15 febrero, 2015



Y es que la verdadera enseñanza no viene de los libros ni de las escrituras. Viene de la vida misma, cuando despiertas una mañana y el panorama es brumoso, nada claro, te inmoviliza y de ahí depende si lo observes como un aprendizaje más del desapego o como un panorama de confusión existencial.
 Queoquina.

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