08 septiembre, 2015






Apenas comienza la mañana y ya se escucha el aullido del perro que lamenta otro dìa mas en el encierro, llega la noche y sigue llorando, pareciera que otros perros que estàn en la misma situaciòn le respondieran, tratando de sanar la amarga tristeza, otros ladran con rabia por no poder ni siquiera asomar la narìz a la calle , poder mirar algo diferente que no sean las cuatro paredes del tras patio. Es una impotencia que se ha de mesurar. Si tienes perros en esta situación, déjalos ser tus compañeros, tus mascotas que caso tiene tener a un pobre animalito encerrado si ni tan siquiera sabes convivir con èl. A veces pienso que es un reflejo de las almas atrapadas de sus dueños.
Queoquina.

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