01 septiembre, 2015

Matrix

Así como abundan los Maestros en los cuales no son de confiar; de la misma manera no es de fiar seguir el sendero confiado de uno mismo.  Cuando se llega a un despertar se da la  indagación y se camina con la intuición adquiriendo los conocimientos de variadas, formas en escrituras sagradas, escritores, etc. 
A medida que se aprende crece la avidez por este conocimiento creando al fin propios juicios cognoscitivos de los cuales muchos aunque son compartidos con otros se van guardando algunas conjeturas para sí mismo.
Finalmente al paso del tiempo, se crean criterios que se pueden volver difíciles de disolver sin el apoyo de un verdadero Maestro. Pero hay herramientas de las que se pueden echar mano para que finalmente estos criterios que muchos de ellos terminan siendo Maya o Matrix se limpien de nuestro interior.

Cuando se profundiza en lo cognoscitivo sin desahogo en el silencio y quietud es cuando hay más oportunidad que se afiancen estos Mayas endureciendo así la apertura para la infinita variedad de percepciones existentes. El deshago en la meditación o contemplación dejan el espacio de entendimiento a lo que se aprende, dejando así que penetre en el ser, sin pensarlo ni analizarlo. 
Entregando todo en la escucha del presente con los sentidos abiertos a lo que acontece. Porque  finalmente todos estos conocimientos son pasajeros, son los símbolos para llegar a la Presencia Infinita en donde no se necesita nada y es donde surgen las preguntas: ¿Quién quiere saber? ¿Para qué quieres saber? ¿Qué necesitas saber? Aprender sin juicios hacia nada, libres, a todo lo existente a gozarse en esta quietud y silencio que no dice nada pero lo dice todo. Namasté.

Queoquina. 

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