01 septiembre, 2015

Escritura

De pronto las hojas en blanco comenzaron a llenarse de palabras, formando oraciones, relatos, formando un pasado. 
Conforme aumentaban las hojas se restaba el raciocinio de las mismas dando paso del pensamiento al sentimiento. 
El pasado se volvía presente representado en esos símbolos plasmados en  papel. 
Se fue drenando todo lo que contenía la mente, cuerpo, dolor, resentimientos, deseos, apegos…toda la programación guardada desde el nacimiento. 
Vino la catarsis, esa donde se da la pelea entre la negación, la ira y la aceptación, para después llegar al vacío, donde ya no hubo espacio para el pasado y sentir el éxtasis del presente en donde el ser con el Ser se encuentran en una paz sagrada, en donde no hay Nada y hay Todo porque esta la vida que ahora se observa con asombro y se abren los sentidos internos y también lo intangible lo que no se conocía, ese espacio interno lleno de  Realidad y poder experimentar la  Verdad tan ligera, tan simple…tan bella al reencuentro con el Sí mismo.

Queoquina.

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